Escribir es para valientes
Nadie sabe a qué se atiene en frente de una hoja en blanco hasta que termina de escribir. Siempre envidie y cuestione a los escritores que con actitud y seguridad cuestionaban con argumentos mágicos los escritos de otra gente, me vi en ese banco muchas veces, incluso no olvido lo que me dijo una colega (periodista) acuerpada y de cara bonita: “Usted no sirve para esto, de seguro tiene alguna habilidad que podrá explotar mejor”. Unos dicen que un buen escritor se hace, otros que nacen y muchos tantos dicen que necesita de las dos. Digo yo que un buen escritor simplemente necesita agallas para enfrentarse a una hoja en blanco exploratoria e impaciente y a un duelo mental repleto de un nudo de emociones y pensamientos incongruentes. Escribir exorciza, es tan mágico, caótico, desgarrador, desafiante… pero también práctico y seductor. Escribir es para valientes me dije a mi misma en un sueño, lo escribí en mi libreta de los “chécheres”, se lo dije a un conocido que lo único que tien