El poder de la sociedad del conocimiento
Es demasiado complejo nombrar la influencia del poder como concepto general desde cualquier punto que evidentemente afecte el lecho social, y por supuesto; es aun más cuestionable cuando se clasifica de manera conjunta con aspectos distintos y de conceptos totalmente radicales.
Es el caso de la relación por ejemplo de la estética con el poder, también del segundo con enfoques sociales (es evidente y además pertinente) pero con perspectivas científicas, entre otras (poder teológico, legislativo y/o cultural).
La política científica ha consolidado sus objetivos y ha pulido sus fines dentro de lo que compete a lo social, estatal e institucional en el marco de desarrollo científico y tecnológico.
Dentro del límite de la formación de este concepto aplicativo dado en el texto de Mario Albornoz Los problemas de la Ciencia y el Poder publicado en la revista CTS nº8 en el año 2007, es interesante el contexto en el que se desarrolló la política científica, ni más ni menos que en el apoyo gubernamental, no solo financiero para promover en épocas de la segunda guerra mundial la creación de armas químicas como lo fue especialmente la bomba atómica.
“La política científica en la forma en la que actualmente se conoce hizo su aparición pública hacia finales de la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de los avances científico y tecnológico… cuyo momento emblemático fue el proyecto de Manhattan, en el que se desarrolló la bomba atómica”, lo reafirma Albornoz en dicho texto.
Desde esta época las constantes discusiones, reglamentaciones y reuniones del gobierno con actores que formaban parte de grupos de investigación (científicos) fueron evidentes mientras se buscaba lógica al poder que se mantenía a través de acciones, restricciones y subordinación.
También se quería reemplazar y se daba de manera mutua los poderes de la ciencia sobre el gobierno y viceversa.
Dichas restricciones formaban parte en el avanzar de conocimientos e investigaciones que fueran útiles para el progreso social, militar y tecnológico. En este caso la ciencia es netamente instrumental, y el poder no solo es restringido sino limitado. Pero tampoco el mismo gobierno y la racionalidad de un pueblo debe depender solamente del dominio de la ciencia y eso pasa cuando se deben tomar decisiones que competen a la moral, a la violación y/o cumplimiento de los derechos humanos cuando se piensa en las manifestaciones de violencia contra el mismo pueblo; sea en una guerra regional, local o simplemente una protesta urbana del mismo sobre alguna inconformidad estatal. En este caso, el poder lo científico prevalece y pasa de ser instrumental a esencial para las decisiones vitales de convivencia y progreso no sólo económico sino por supuesto de la consolidación de estrategias militares (incluso se continua pensando en la planificación y reestructuración de armas).
¿Qué tan vulnerable es el poder en estos dos enfoques (instituciones estatales-ciencia), cuando deben cumplir funciones actuales como la competitividad dentro del neoliberalismo en su ambiente capitalista, y cómo es el promover esencialmente de los conocimientos que vallan a la par de dicha competitividad, establecida a través de herramientas tecnológicas que den paso al cumplimiento del poder que sacie las necesidades sociales? . Hay que tener en cuenta la doble moral que maneja el poder cuando es susceptible o manejado burocráticamente dentro del aspecto económico parcial y poco equitativo.
Todo es relativo y giran (poder-ciencia) en torno a la educación y a la calidad del mismo, pero sobre todo me sumo a la opinión de Mario albornoz, es importante generar un equilibrio indispensable del mismo poder científico que regule dicha calidad tanto científica como social.
La libertad en los proyectos de investigación en promover nuevo conocimiento a largo o mediano plazo es indispensable para poder colaborar en la relación equilibrada que permita ayudar a las necesidades y progreso cognoscitivo de la sociedad actual; especialmente influye en el nivel educativo que inculca evidentemente métodos científicos aplicables tanto en conceptos cualitativos como cuantitativos de muchos ámbitos (sean ciencias exactas o no). Está muy relacionada está directriz con el texto Colombia: Evolución, contexto y resultados de ciencias políticas de Hernán Jaramillo; puesto que esta evidentemente relacionado con la importancia de crear sistemas de innovación y consolidarlos con proyectos realizables para establecer no solo nuevos conocimientos sino aportes para las necesidades tanto básicas como neoliberales.
“Lo cierto es, sin embargo, que no todas las actividades de investigación científica pueden ser reducidas a la lógica utilitaria, ni todas las formas de relación de la ciencia con la sociedad pueden quedar subsumidas en una dinámica guiada por intereses extra-científicos (particularmente los de índole económica)… la influencia de la ciencia sobre los procesos educativos y por la difusión de los conocimientos y del método científico ciencia”, lo dice de Mario Albornoz en dicha publicación. 2007.
La sociedad del conocimiento no solo depende ni se consolida cuando se retroalimenta la racionalidad con lo que se quiere descubrir y poner en práctica; también sacea y satisface las varias percepciones que vive y tiene la sociedad desde su convivencia, mientras adquiere conocimientos que van ligados a los métodos científicos que exige una calidad más que relativa, útil.
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