Pálpitos
Me siento en una entrevista, en la mejor entrevista de mi vida, en el mejor lugar que puede soñar alguien como yo, es tan luminoso, blancusco y vintage que nadie diferente a mí puede disfrutarlo como yo. En estos momentos, estoy sola y enfrente de él.
Él está en frente invocado por un par de ojos flotantes de color miel verdoso, me impresionan, me gustan y esperan que yo les cuente la mejor historia de mi vida… se ven tan expectantes y protagonistas que ¡fascinan!
Yo creo en las buenas casualidades, en los augurios y soy fiel practicante a la fe, por eso creo que el mejor augurio para una buena y primera conversación se da con una taza de café.
Le dije:
Una muy buena historia comienza con un café, ¿te gusta?, ¿fumas? Hace unos cuantos años tome el café más frío y aguado junto a un ser barbudo que por horas conversamos de todo y de nada, nos conocimos sin prisa, con mensajes en servilletas, con acciones y comentarios espontáneos que fueron creciendo y cultivándose para convertirse en mensajes de textos frecuentes, en posdatas con besos y abrazos, en sonrisas a medio disimular y en un enérgica felicidad que hasta hoy no puedo describirla y explicarla.
Él no sabe que fue el primer personaje de mi primera historia escrita y que por esto indirectamente se convirtió en mi compañero eterno de cafés. ¡No creo que lo sepa la verdad!
Tampoco tiene la menor idea que me la paso horas planeando una excusa con mil planes distintos para confabularme con su dormir y su adicción a los postres y tortas de chocolate y que colecciono un cumulo de libretas guardando la esperanza de escribir un libro para que él sea el primero en leerlo.
¡Y que hay de las discusiones! A veces nos convertimos en un par de monstruos peludos que levitan de orgullo e impaciencia, que aúllan para ganar una pelea de intensa amargura y lejanía. He querido ganarlas todas de la forma más pura y tramposa, pero es imposible cuando recuerdo estar ahí, los dos sin nada más que la presencia mutua, escuchándonos en silencio mientras “Sit Down Besid Me” sonaba de mí para él... esto en verdad me deja sin nada más que querer entender el mundo de mi chico barbudo.
El tiempo pasa y los años siguen contando recuerdos, los mismos recuerdos que nacieron de un buen augurio que nunca me falla. Hoy mi vida corre junto a él, escribiendo con frecuencia, tomando tacitas por doquier, abrazándolo con justificaciones y porque sí, queriéndolo con papelitos y en silencio, con barba y sin ella.
Querido ser de ojos flotantes ¿qué tan impresionado estarías si te digo que la historia no tiene final?
Feliz cumpleaños pálpitos.
#Spontané
@lorenaylonen
Él no sabe que fue el primer personaje de mi primera historia escrita y que por esto indirectamente se convirtió en mi compañero eterno de cafés. ¡No creo que lo sepa la verdad!
Tampoco tiene la menor idea que me la paso horas planeando una excusa con mil planes distintos para confabularme con su dormir y su adicción a los postres y tortas de chocolate y que colecciono un cumulo de libretas guardando la esperanza de escribir un libro para que él sea el primero en leerlo.
¡Y que hay de las discusiones! A veces nos convertimos en un par de monstruos peludos que levitan de orgullo e impaciencia, que aúllan para ganar una pelea de intensa amargura y lejanía. He querido ganarlas todas de la forma más pura y tramposa, pero es imposible cuando recuerdo estar ahí, los dos sin nada más que la presencia mutua, escuchándonos en silencio mientras “Sit Down Besid Me” sonaba de mí para él... esto en verdad me deja sin nada más que querer entender el mundo de mi chico barbudo.
El tiempo pasa y los años siguen contando recuerdos, los mismos recuerdos que nacieron de un buen augurio que nunca me falla. Hoy mi vida corre junto a él, escribiendo con frecuencia, tomando tacitas por doquier, abrazándolo con justificaciones y porque sí, queriéndolo con papelitos y en silencio, con barba y sin ella.
Querido ser de ojos flotantes ¿qué tan impresionado estarías si te digo que la historia no tiene final?
Feliz cumpleaños pálpitos.
#Spontané
@lorenaylonen
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