¿Es caritativo responder a la pregunta diaria de qué es cultura?, cuando vivimos de un presente que anhela un futuro distinto, siendo el mismo pasado, sino con algunas reformas dadas por el progreso tecnológico que va tan rápido como el retraso intelectual. El depender excesivamente de los medios tecnológicos corrompe el aprendizaje, la formación crítica y emocional del ser humano que cada vez más es facilista y conforme con lo que el hombre propone a través de trazos digitales.
La película Los Viajes del Viento, tiene una historia profunda que radica y consume a su vez aspectos que cuestionan y representan parte del concepto de cultura tradicional, globalización, mensaje interpretativo y formación critica que remueve las emociones del hombre espontáneamente, no solo por la dirección de fotografía que contextualiza y reafirma al espectador las tradiciones de una región específica, sino también por el suceso emocional que rompe barreras con el objetivo del hombre al pensar en el futuro.
El suceso, inicia con Ignacio Carrillo, un juglar (compositor, que toca el acordeón y canta para toda ocasión) hombre solitario que decide recorrer toda la región Caribe, norte de Colombia, para entregar el acordeón a su anciano maestro y cerrar así el compromiso de no volver a tocar. El segundo protagonista que emprende camino junto a él, es Fermín, joven que para cumplir el sueño de ser tan bueno como “Don Ignacio”, experimenta cada paso musical que compone el camino que termina en la Guajira.
La juventud y la adultez son signos importantes que representan en la película un inicio de un objetivo y la culminación del mismo de lo que se anhela y se termina al pensar en un futuro. El rasgo distintivo de las clases sociales que se evidencia en el filme es una parte esencial que permite encontrar este problema, como el mismo en todas las generaciones del hombre desde que se convirtió en ser social. La distinción de clase ha sido consecuencia de revuelcas masificadoras, mercantilismo y globalización.
La globalización no es un término reciente, sino como se ha venido diciendo es tan solo una reforma de una acción existente y constante en el hombre, el conocer las tradiciones culturales de otras partes del mundo, es más fácil por la herramienta tecnológica que está en nuestras manos, un grato ejemplo es la internet, pero el verdadero hecho intercultural puede que no sea lo suficiente reconocido, sino es útil para la esfera económica que representa un vasto poder. Ese gran poder utiliza cualquier medio de comunicación masivo y/o actual para difundir pensamientos iguales que identifican por grupos mezclas culturales de cualquier rincón del mundo.
En el pasado, las anteriores circunstancias se daban pero con más lentitud, por la precariedad de herramientas comunicativas, por ejemplo, no era tan fácil la comunicación cuando aún no se habían creado los carros y cruces ferrocarriles para viajar con facilidad; sin embargo, se podía llegar al sitio después de mucho tiempo, en el que con el contacto directo con una persona distinta al contexto cultural, se generaba un aprendizaje y una mescla de costumbres que se intercambian como se hace hoy con constancia.
En Los viajes del Viento, se da a conocer pensamientos y emociones comunes del hombre, pero dentro de una cultura no recurrente en la cinematografía, en la que como pretexto y respuesta fija se mueve una historia llena de música representada con el acordeón, instrumento creado por los alemanes y ensamblado según su parecer por hombres colombianos que buscaban responder a un sonido diferente que se daba al escuchar el aire y al sentir cada distinto ambiente del Caribe. La globalización dada desde lo intercultural siempre ha existido.
Finalmente, la intervención fotográfica en la película, termino por tocar uno a uno los sentidos del espectador, y que gracias a la misma se contextualizó una historia, relacionó cada escena con el lugar y en especial mostró gran parte de los espacios naturales y poco reconocidos del país latinoamericano. El sonido ambiente fue clave para que el espacio fuese más cálido y distinto en cada departamento recorrido (César, Bolívar, Magdalena, Atlántico y Guajira), puesto que evidentemente según la cultura y el hilo de la historia cada sonido era diferente en cada lugar recorrido por los dos personajes principales.
Ciro Guerra, director, no solo trató de cambiar el cine en Colombia, sino que a través de lo indirecto, demostró que este país es un lecho de varias culturas, y en Los Viajes del Viento se contó una de ellas, la menos conocida y la menos recurrente. El cine en Colombia no es solo de una representación cultural de violencia, conflicto armado o narcotráfico (Rodrigo D, La vendedora de Rosas o Sumas y restas), también es música, tradición e identificación indígena.
Somos un presente que reforma un pasado, todo es lo mismo pero con representación distinta que recorre un camino a espera de recibir en un futuro algo nuevo, algo soñado. Así mismo es interesante pensar si alguna vez es bueno responder el interrogante: ¿Qué es cultura?
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