“Soy tradicionalista al igual que mi padre”: Diego Lozano

Es músico, investigador y director de una escuela de la cual creó para encontrar y compartir la esencia de la música, pero en especial del folclor. ’Chirimía Oro y Plata’ además de ser una escuela vinculada con la Universidad Pedagógica, es un grupo que crece para mantener la esencia de las danzas y la música del Pacífico, en especial del Chocó.

Diego Lozano trabaja de la mano con su padre, el maestro de danzas del Chocó, Donaldo Lozano, para mantener y conservar toda una vida de tradiciones, que son transmitidas a las nuevas generaciones.

Danza en Red: ¿Cómo inició su carrera en la música?

Diego Lozano: Cuanto tenía 10 años, inicié mis estudios de música en la Fundación Batuta, empecé a estudiar clarinete con el Maestro Carlos Ramírez y con ello integré las orquestas sinfónicas del centro de la localidad de Suba.

Mi papá no pensó que yo fuera a ser músico ya que las familias chocoanas están acostumbradas a tener hijos abogados o médicos… la que me inclinó por la parte artística fue mi mamá, quién también fue bailarina de mi papá. Ella como mis hermanos y yo, fuimos también alumnos de él.

Luego, en el último curso de la secundaria -en el 2005-, conformé la ’Chirimía Oro y Plata’ que alternaba la música popular con la clásica, aprendida en la fundación Batuta-. Actualmente, va a cumplir 8 años trabajando por el folclor del Pacífico.

DER: ¿Por qué decidió tomar este camino, y no ser abogado o médico?

DL: Lo que decía mi papá: todo depende del medio; tampoco creo que se herede, se crece con ello.

DER: ¿Qué vino después?

DL: Estudié Licenciatura en Música en La Universidad Pedagógica; continuaba con la música clásica y alternaba los estudios con mi grupo, que conformé con compañeros de la Pedagógica. Estando en esta universidad estuvimos en dos Petronios Álvarez en los años 2009 y 2010.

Nos fue muy bien, tuvimos muy buenos comentarios de otros artistas del país. Este grupo fue creciendo tanto que hoy es una escuela de formación, vinculada con el lugar donde nacimos: la universidad.

DER: ¿Qué es ‘Chirimía Oro y Plata’?

DL: Fue la base de mi monografía de grado, en el que hice un estudio sobre los ritmos cortesanos del Chocó: sus orígenes europeos, africanos e indígenas, partituras y metodologías de cómo se enseña la música chirimía y otros ritmos de ascendencia europea.

Esto me sirvió para ser ahora profesor de Música del Pacífico de la Universidad Pedagógica y docente de Orquestas y Músicas tradicionales en La Gran Colombia.

DER: Decía que ‘Chirimía’ es ahora una escuela de formación.

DL: Sí, actualmente, ’Chirimía’ tiene una escuela que se prepara para el Petronio Álvarez con estudiantes de diferentes licenciaturas que iniciaron el proceso de aprendizaje conmigo.

Esta escuela es todo para mí, es más que un grupo, es una familia, están mis hermanos, mi mejor amigo, mis compañeros de estudios. Somos muchas personas las que hemos trabajado ¡juntos! hace muchos años, ya que es nuestro campo de investigación, experimentación y sistematización.

De esta escuela nace la primera chirimía femenina de Bogotá, el Grupo de Violines Caucanos, que representa una región con mucha riqueza cultural por explorar. También se creó otra chirimía roquera que toca música del Pacífico.
En la Gran Colombia, la orquesta tropical interpreta también ritmos del Pacífico, en el que se espera que también participe en el Festival Petronio Álvarez.

DER: ¿De dónde proviene el nombre?

DL: Antes se llamaba Renacer Folclórico Juvenil, lo decidimos cambiar, ya que “sonaba muy cristiano”, entonces en el Chocó se daba mucho oro y platino.

DER: Decía que sigue trabajando con su padre, ¿En qué actividades?

DL: Sigo haciendo trabajos de investigación de la mano de mi papá retomando todas las danzas que él ha creado y sistematizando todo ese saber que para mí y para muchos de la Pedagógica, es un patrimonio inmaterial de la humanidad.

Él ya lleva 50 años de vida artística y queremos sistematizar su saber grabando otra vez los temas, haciendo documentales y capturando la forma en que mi papá dicta las clases y los talleres.

DER: ¿Qué tanto influyó su papá para que usted fuera músico?

DL: A él le debo todo. Yo soy músico clásico y mi énfasis fue Dirección de Orquestas Sinfónicas, pero necesitaba “algo” que me llenara, y aunque la técnica que adquirí con la música clásica es muy bella, no me llenaba completamente.

Mi papá me metió en todo lo que tenía que ver con el folclor. Recuerdo, que fui clarinetista del grupo de Canto y Danzas Afrocolombianas de la Universidad Nacional, yo dirigí la parte musical de este grupo liderado por él.

DER: ¿Se siente orgulloso de su padre?

DL: Me siento orgulloso del trabajo que todavía hace después de tener 72 años de edad y con una trayectoria artística de 50 años.

Todavía baila y enseña danza e incluso a unas generaciones que están totalmente cambiadas.

Después del paso de 50 años él enseña sin un grito o un regaño. Incluso estoy tomando clases de danza con él para saber cómo relacionarse con esas personas, donde él enseña una danza y en menos de 20 minutos, todo mundo la está bailando, haya bailando o no en su vida.

DER: ¿Qué pasará con las próximas generaciones de su familia?

DL: Ellos tienen que aprender, sean los hijos de mis hermanos o los míos; hay que mantener la tradición, tiene que seguir, porque la tradición en Colombia tiende a acabarse.

En otras regiones diferentes a las capitales, tiende a acabarse la tradición. No he ido al Chocó, pero en lo que he investigado, es que allá se ha perdido un poco por las mezclas urbanas y la intervención de las nueva tecnologías.

En cambio, en Bogotá y en todas las capitales se está enriqueciendo el folclor y se está trabajando por ella a través de los festivales, por ejemplo.

DER: En la docencia, ¿Qué aprendió de su padre?

DL: Lo que he aprendido con mi papá es que hay que partir de las vivencias de uno mismo para aprender las nuevas culturas.

Parto de lo vivencial hacia lo conceptual, luego les enseño lo sistemático.

Todavía están enseñando con metodologías europeas, y no están partiendo de lo nuestro.

Esa metodología aún no se está aplicando porque siguen en lo conceptual y en lo conceptual… pero no pasan a la práctica. Los estudiantes terminan aprendiendo los mismos conceptos del maestro.

DER: ¿Qué diferencias trae enseñar música folclórica en los colegios o universidades en las que usted es docente?

DL: Depende específicamente del contexto.

En la Pedagógica la gente va por que quiere aprender para sus carreras como docentes y en un mes o dos meses se arman grupos de un buen nivel.

En la Gran Colombia es más difícil, ya que es una universidad que está acostumbrada a escuchar músicas urbanas o folclóricas que ya han sido cambiadas por sonidos contemporáneos e instrumentos electrónicos. Pero si uno les muestra otros espacios ellos van aplicando lo que aprenden en sus vidas profesionales y laborales.

En cuanto a los colegios, esto también es complicado, por ejemplo a los niños de estrato tres… dos, están acostumbrados a escuchar lo que escuchan sus padres: reggaetón, popular, vallenato. Pasa lo contrario con los niños de estrato alto, pues les gusta mucho el folclor y se evidencia en los talleres que hemos dado, ya que a ellos les atrae saber cómo expresar con su cuerpo el folclor que escuchan.

DER: ¿Qué piensas de las nuevas fusiones de la mezcla de ritmos contemporáneos con los tradicionales?

DL: Yo soy tradicionalista como mi papá, porque hay que mantener la esencia, y la esencia no se puede modificar, porque si se modifica se pierde todo lo que forma parte de la cultura.

Sí hay que aplicar las nuevas tendencias, pero hay que saberlo hacer. Hay que mantener los instrumentos típicos, los ritmos o la sonoridad y mezclar con otros instrumentos, mas no meter un género completo con un “pedacito” del folclor.
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Publicado en Danza en Red Colombia a través de la Agencia Montenegro 

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